miércoles, 4 de noviembre de 2020

Raymond Queneau (1903-1976)

 


 Ávido lector desde su juventud, graduado en latín y griego y Licenciado en Letras y en Filosofía por la Sorbona. Periodista, novelista, guionista de cine, autor de libretos para comedias musicales, poeta, ensayista, traductor y miembro del comité de lectura de editorial Gallimard.

Prolífico y experimental, intentó aplicar normas aritméticas en la construcción de sus obras, se ocupó de la oposición entre lengua escrita y lengua hablada, se acercó a los surrealistas para luego alejarse, y tuvo un particular interés por las religiones orientales y el pensamiento esotérico.

Fue miembro del Colegio de Patafísica (sociedad creada como irónica oposición a las academias de arte y ciencias) y cofundador de OuLiPo (Ouvroir de Littérature Potentielle: Taller de literatura potencial), “cuya intención era explorar los juegos y las combinatorias posibles dentro de las reglas convencionales de la literatura”.

Zazie en el metro (1959) fue el gran éxito que lo catapultó a la fama, y tuvo su versión en cine y teatro. La novela está escrita en un lenguaje plagado de invenciones y giros idiomáticos, que hicieron que el trabajo de traducción fuera un desafío para Ariel Dilon, que mantuvo y respetó las decisiones del autor.

Ariel Dilon

 

 

Escritor, traductor, periodista cultural y docente de talleres de escritura, es, además, asesor editorial, editor externo y jurado de preselección de premios literarios. Ha traducido diferentes géneros: ficción, dramaturgia, filosofía, crítica y ciencias sociales de autores franceses, ingleses y norteamericanos (Highsmith, Le Clézio, Foucault, Dumas, Stevenson, Dickens, Twain, Schwob, Segalen, Vonnegut, Derrida y Bourdieu, entre otros).

Ha enseñado traducción literaria para instituciones con sede en Francia y Bélgica y obtenido becas de residencia de traducción y escritura en Francia, Suiza y España. Ha publicado los libros Vladimir Nabokov y las lecciones de literatura (Madrid, 2005) y El inventor de dioses y otros apócrifos chinos (junto al artista plástico Bernardo Ferreyro, Badajoz, 2008).

Zazie en el país de las mutaciones

Ho plásas (“El que lo moldeó” o “lo creó”) ephánisen (“desaparece” o “hace desaparecer”), obliga a decir Queneau a un incauto Aristóteles. “En Zazie en el metro hice lo que me dio la gana”, sostuvo. Y no se priva de nada: repeticiones, sustituciones, bifurcaciones de identidad, inversiones de género, transiciones súbitas, torsiones verbales a manos llenas; un tráfico entre niveles de lengua y entre lenguas. Como si el director de la Encyclopédie de la Pléiade, fundador de Oulipo, clasicista y patafísico, una oreja en la academia y otra en el empedrado, se diese no una libertad, sino unas reglas que sistematizan su infracción. Ho plásas ephánisen. Abracadabra. Queneau es un prestidigitador.

Las nociones de vanguardia y locura se entrecruzan, decía Leopoldo Panero, pues ambas plantean “el problema de una realidad divergente”. “La locura se hace acompañar de una niña, y las niñas son las únicas que escuchan, fieles a su realidad, al loco”. Si aquí la Ciudad Luz es una wonderland ridícula y lumpen, madriguera urbana con su corte de los delirios, Zazie, heroína-niña, deberá contentarse con subterráneos simbólicos. Novela queer, burló la censura que por aquellos años no pasaron Nuestra señora de las flores de Genet, Teleny de Oscar Wilde, El hombre de jengibre de Donleavy, Lolita. Éxito instantáneo en 1959, volvió famoso a su creador anfibio y sutil. La adaptación al cine, por Louis Malle, fascinaría a Chaplin y aún deleita –¡como Alicia! – a públicos de toda edad.

Confundiendo monumentos nacionales, el autor escarnece otra estatuaria: la retórica. Siendo tan francés, escribe en una lengua otra: proteica, omnívora, gozosa, que desconoce fronteras. Yo le pido peras al limonero. Sobre el suelo fértil del español rioplatense, con su PH compatible, injerto en mi arbolito criollo la sinuosa rama del peral de Queneau. Ha de dar peras cítricas, zázicas.

Palimpsesto: los personajes de la novela, si hice bien mi trabajo, verán restituido su heteróclito argot en un sueño soñado en porteño.

La acción, en París, es decir en ninguna parte.

 



Ariel Dilon

Agosto de 2020

 

 

Links de interés

 

Tráiler de la película Zazie en el metro:

https://www.youtube.com/watch?v=bwJf3H_hkGA



Poema “Si tu t'imagines”, de Raymond Queneau

Musicalizado por Joseph Kosma e interpretado por Juliette Gréco:

https://www.youtube.com/watch?v=RKKFGedanjU



Otras lecturas parisinas:

Ernest Hemingway: París era una fiesta

https://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%ADs_era_una_fiesta

Enrique Vila Matas: París no se acaba nunca

https://www.anagrama-ed.es/libro/narrativas-hispanicas/paris-no-se-acaba-nunca/9788433968517/NH_350

Patrick Modiano: En el café de la juventud perdida

https://www.anagrama-ed.es/libro/compactos/en-el-cafe-de-la-juventud-perdida/9788433977496/CM_646

Muriel Barbery: La elegancia del erizo

https://www.planetadelibros.com/libro-la-elegancia-del-erizo/13066

Julio Cortázar: Rayuela


https://es.wikipedia.org/wiki/Rayuela_(novela)