martes, 8 de septiembre de 2020

La autora del mes: Mónica Rita Berjman


Mónica Rita Berjman nació en Necochea, es psicóloga y escritora. Ha ganado varios concursos de cuentos. La novela Las Marrapodi (Editorial Modesto Rimba) se adjudicó el XVIII Premio Salvador García Aguilar, auspiciado por el ayuntamiento de Rojales, Alicante, España, y fue publicada en ese país con el título de Prueba de resistencia (Editorial Agua Clara).

El libro que nunca leeremos


Sobre el Necronomicón de H. P. Lovecraft, a 130 años de su nacimiento 

El Necronomicón fue escrito bajo el título Kitab Al-Azif (“El rumor de los insectos por la noche”), alrededor del año 730 d.C., por el poeta Abdul Al-Hazred, alias “el árabe loco”. El hombre no pudo contar mucho más que eso: la leyenda dice que murió devorado, a plena luz del día, por una bestia invisible. Hacia el año 950 de la Era Cristiana, el Necronomicón se tradujo al griego en manos de Theodorus Philetas, para adoptar el título con que lo conocemos. 

Su etimología es más sencilla de lo que parece: relativo a la ley (o las leyes) de los muertos. Así, se difundió entre filósofos y hombres de ciencia de la Baja Edad Media, pero macabros sucesos en torno a él lo llevaron a que la Iglesia Católica lo condenara en 1050. Casi doscientos años después, un tal Olaus Wormius lo tradujo al latín, en la que sería su versión más famosa. Es esta traducción la que sobrevivió al tiempo, ya que los originales en árabe y griego se creen perdidos. De todos modos, y a pesar de considerarse un libro maldito, fue impreso en España y Alemania en el siglo XVII, y, se según se supone, se conservarían algunas copias completas: en la Biblioteca Widener de la Universidad de Harvard, en la Biblioteca Nacional de París, en la Universidad de Miskatonic, Estados Unidos, y en la Universidad de Buenos Aires. 

Claro que toda esta historia no es más que una invención de la brillante y atormentada mente de Howard Phillips Lovecraft, maestro de la literatura de terror y de ciencia ficción, nacido en 1890 y muerto en 1937 en Providence, Estados Unidos. Heredero de Edgar Alan Poe, autor de más de cien libros (entre ellos En las montañas de la locura, La sombra sobre Innsmouth, El caso de Charles Dexter Ward, El color que cayó del cielo y La llamada de Cthulhu) y amante de los textos apócrifos, como luego lo sería uno de sus tantos admiradores, Jorge Luis Borges, quien lo homenajeó en el relato “There are more things” (En El libro de arena). 

La primera mención del texto data de su cuento “The hound” (El sabueso), aunque volvió a hacer referencia a él en otro de sus relatos, “El horror de Dunwich”. En 1927, Lovecraft escribió una breve nota sobre su tesoro inexistente, que fue publicada un año después de su muerte. Allí define sus características, con lujo de detalles, casi al punto de volver verosímil la existencia del libro. Quizás por eso el Necronomicón encontró eco en otras voces. En primer lugar, entre sus amigos, lo que se llamó el círculo lovecraftiano, como August Derleth –el primer editor de sus escritos– o Clark Ashton Smith –poeta, escultor, pintor, cuentista. Pero, como en toda mentira bien montada, dio pie a grandes confusiones. Páginas en internet que pretenden develar sus misterios o ponerlo a la venta. O un anuncio de 1962 en que se ofrece un ejemplar del Necronomicón publicado en España en 1647. O el Necronomicón de Simón, de autor anónimo, datado en 1977 y con un capítulo en primera persona titulado “El testimonio del árabe loco”. Ni que hablar de otras tretas de chistosos y tunantes, que lo incluyen en fichas de registro y catálogos de bibliotecas. 

Un buen homenaje es el que hizo el asombroso dibujante H. R. Giger (creador de la imperecedera imagen de Alien, el monstruito de la saga de películas), quien publicó una recopilación de sus dibujos bajo el título Giger's Necronomicon, en una edición muy cuidada de... 666 ejemplares. 

Ya había escrito el propio Lovecraft sobre su carácter ficticio: “los libros terribles y prohibidos me fuerzan a decir que la mayoría de ellos son puramente imaginarios. Nunca existió ningún Abdul Alhazred o el Necronomicón, porque inventé estos nombres yo mismo”. Y aun así podríamos pedir a las bestias inconcebibles, que llegan desde las oscuras tinieblas de la antigüedad, que nos descubran su legado, y, entre datos astrológicos, listas de ángeles y demonios e instrucciones para llevar a cabo hechizos y pociones, nos permitan leerlo.

Stoner, de John Williams


Hay ocasiones en que suena excesivo, cuando no sospechoso, que una obra sea recomendada tanto por la crítica literaria, aquellos amigos lectores que nos rodean o las consabidas fajas de “décima edición”. O es un clásico en potencia o huele a opereta de marketing, y es entonces cuando urge leer por fuera de todos los prejuicios.  Frente a Stoner, cualquier prejuicio se desvanece. 

El mote de “uno de los grandes hallazgos de la literatura de los últimos años” no suena ni sospechoso, ni marketinero. El vértigo con que la novela obtuvo notoriedad es directamente proporcional a su calidad: publicada originalmente en Estados Unidos en 1965, fue reeditada a principios de la década pasada y traducida a una veintena de lenguas.  Hijo único de una humilde familia de agricultores, la vida de William Stoner da un giro  cuando, en su primer año en la universidad, descubre la pasión por la literatura. En ese nuevo paisaje social, su adaptación será a través del saber. 

Pero la indolencia, la apatía con la que Stoner parece contemplar su propia existencia, el andar entre errático e inconsistente, nebuloso de sus días, no contrasta para nada con la empatía que genera. Con él se llega a tocar el cielo de la docencia, con él somos mancillados en nuestro matrimonio, con él sufrimos los horrores de la guerra, horadamos el honor por mantener una amistad, nos distanciamos de nuestro gran amor; con él callamos las palabras que exigen ser pronunciadas. 

Stoner ya tiene reservado un lugar en el anaquel de los clásicos de la novelística norteamericana como El viejo y el mar, El cazador oculto o La conjura de los necios.

Novedades de septiembre

La vida mentirosa de los adultos. Elena Ferrante (Lumen)

El mayor enigma de la literatura actual -nadie conoce su verdadera identidad-, autora de la famosa saga Dos amigas, vuelve con una novela iniciática, de intriga. La mentira, el amor y el sexo a través de la voz de una joven italiana, y la familia, como siempre, en el centro de la escena.

No es un río. Selva Almada (Random House)

Joven narradora argentina, autora de dos grandes novelas como El viento que arrasa y Ladrilleros, Almada construye una novela ribereña, donde los fantasmas del pasado se revelan a través de un grupo de amigos, la pesca, el agua, la noche, el fuego y sus voces.

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Los malditos. Leila Guerriero (compiladora) (Ediciones Universidad Diego Portales)

Reedición de perfiles biográficos de grandes escritores latinoamericanos escritos por grandes escritores latinoamericanos, con edición a cargo de Leila Guerriero. Vidas, intensas, oscuras, excesivas, sobresalientes, únicas.

Vargas Llosa. Medio siglo con Borges (Alfaguara)

Cada relectura de Borges revela nuevos secretos y sutilezas, dice el novelista peruano en esta colección de entrevistas, reseñas conferencias y artículos publicados entre 1963 y 2018. El genio escéptico, universal y periférico, hito de la lengua española moderna, creador de un universo ficticio único, a través del filtro de la ciega admiración pero también de la crítica implacable.

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Los catorce cuadernos. Juan Sklar (Emecé)

Juan Sklar es escritor, docente, guionista y columnista de radio, y con apenas tres libros ha sabido poner su nombre en el relieve de la literatura argentina, con gran repercusión de público y crítica. Esta es la reedición de su primer libro.

Un crimen japonés. Daniel Guebel (Random House)

Situada en el Japón medieval, donde el protagonista debe vengar la muerte de su padre entre samuráis, intrigas cortesanas y traiciones. Un Hamlet oriental, policial y de amor.

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Filosofía a martillazos 2. Darío Sztajnszrajber (Paidós)

Segundo tomo que reúne las clases abiertas de Darío Sztajnszrajber, un tipo que ha sabido transmitir de manera masiva el saber de siglos de humanidad, capaz de demoler conceptos para volver a construirlos.

Pasado mañana. Luis Chitarroni (Ediciones Universidad Diego Portales)

Antología de columnas, artículos, obituarios, presentaciones, homenajes, charlas, prólogos y ensayos, escritos a través de casi tres décadas por este reconocido escritor, editor, crítico literario, colaborador de diversas revistas y medios de comunicación nacionales y extranjeros.