jueves, 10 de diciembre de 2020

La autora del mes: Elida Saidler

Elida Saidler nació en la ciudad de Buenos Aires, en 1964. Médica y escritora. Con “La luz del amanecer” obtuvo el segundo premio del Concurso Interamericano de Cuentos Avon 2008, publicado en la antología Mujeres que alzan la voz. En 2009 obtuvo una mención en el Concurso de Cuentos Infantiles de Fundación El Libro, con “De quien es el bosque”. Su primer libro, La resistencia de los árboles, obtuvo una Mención del Fondo Nacional de las Artes, en la categoría cuento, en 2012, y fue publicado en 2014 por la editorial Paradiso. Otros textos suyos de ficción fueron publicados en revistas y suplementos literarios. Cien palomas muertas (Conejos, 2018) es su primera novela.

No es un río, de Selva Almada

Tres amigos -Enero, el Negro, Tilo: un mes, un color, un árbol- se llegan hasta la isla para cumplir con el ritual que los hermana desde que tienen uso de razón: la naturaleza, la pesca, el campamento, la cofradía. Entre ellos, Eusebio, el Ahogado, el ausente, el fantasma revelado entre sueños.
Y en el devenir, la gente del pueblo y la gente de la isla, clase popular, baja; familias rotas, desmembradas, abandonos, la niñez destemplada; el alcohol, la apatía, la amistad (y sus límites), el sexo, dejarse estar; el rancherío, el agua oscura, amarronada, el monte.

La inminencia de un enfrentamiento, una traición, una tragedia; la violencia latente, lo ominoso. Esa isla y ese pueblo innominados -aunque sepamos que se trata del norte de una provincia mesopotámica- están a orillas o en medio del río, y no serían lo que son si no estuvieran a orillas o en medio de ese río. “El río. Un resplandor que humedece los ojos. Y otra vez: no es un río, es este río. Ha pasado más tiempo con él que con nadie”. 

Y el monte: “Lo conoce como a la palma de su mano. Como no conoce ni conoció a ninguna persona”. Y la isla: “que es como decir: sobre el mundo”. Ese mundo, el único conocido, y no otro. Lo que como a nada en el mundo se conoce.

No es un río, de Selva Almada, que viene a completar la trilogía que arrancó con ese excelente libro que es El viento que arrasa y siguió con Ladrilleros, es una novela costera, que viaja en el tiempo, entre presente y pasado, y donde lo onírico busca sus intersecciones con lo real y tiene en sus personajes y en la naturaleza el conducto para esa búsqueda. Prosa ajustada, sintética, un vuelo poético que hace que las imágenes huelan, se vean, se palpen, se saboreen: “gurises negros y flacos como anguilas, puro ojo”; “la lancha pasa, rampante sobre el agua, abriéndola en dos como a una tela podrida”. El pulso de la oralidad, puro realismo, leve filiación a lo mágico, un lenguaje recortado, como quien escucha música. Cadencia de la escritura, que se asemeja al moroso oleaje de ese río.

Entrevista con Horacio Convertini


 

-¿Cómo surgió “La última noche de Dios”?

-“La última noche de Dios” fue escrito para ser publicado en una antología editada por Kike Ferrari que se llama Borges negro y criminal. Se trata de un libro en homenaje a Paco Camarasa, un librero de Barcelona y entendido en género negro que murió en 2018. Paco fue un entusiasta promotor del género negro argentino en España. Hoy lo llamaríamos influencer, pero era mucho más que eso. Su librería en Barcelona era un templo, al que lamentablemente no pude conocer. Sí conocí y traté a Paco, que fue muy generoso con mis textos. La propuesta de Kike era tomar algo del universo Borges y reversionarlo. Nos dio libertad total. Yo elegí “El proveedor de iniquidades”, de Historia Universal de la Infamia, porque me gusta el personaje de Monk Eastman. Además, remite al mundo de Pandillas de Nueva York, el filme de Martin Scorsese. Decidí trabajar el punto de vista de la persona que lo mató, lo que representaba Eastman para él. Y reconstruí la escena del crimen: lugar, día, hora. Inventé una motivación y una circunstancia. Para Bohan, matar a Eastman era matar a una leyenda. Eso me pareció muy interesante.



-¿Qué te llevó a escribir ese final?

-El final fue más o menos así en la vida real. Él sale del bar y lo matan por la espalda. Lo del gato es un tributo al final de Borges.



-En base a lo que Borges dice en el prólogo, eso de "falsear y tergiversar", ¿de algún modo continuaste una cadena de apócrifos?

-Falseé, desde luego. Y tergiversé en función literaria. Los compañeros de Bohan son ficticios. Y que la orden del crimen la haya dado Arnold Rothstein, también. Pero el espinazo de la historia es verdadero. Los detalles de color en la particular vida de Eastman son literatura pura, como el combate a mano limpia con Paul Kelly o su actuación en el frente belga.



-“El proveedor de iniquidades” parece ser el único policial negro del conjunto de relatos. Borges prefería al policial de enigma, sin embargo, el tuyo sí huele a policial negro.

-Borges prefería el policial de enigma porque era racional. Pero también avisaba que estaba condenado a muerte por la repetición de sus artificios. La literatura negra norteamericana, al menos alguna de ella, le parecía truculenta, no le gustaba. “Todos son malevos, los policías y los criminales”, decía. A mí particularmente me gustan las historias donde todos son malevos o tienen alguna suciedad que esconder.



Borges: “El proveedor de iniquidades Monk Eastman”


https://borgestodoelanio.blogspot.com/2016/03/jorge-luis-borges-el-proveedor-de.html



Horacio Convertini: “La última noche de Dios”

http://www.lapalabraprecisa.com.ar/-292-la-%C3%BAltima-noche-de-dios-por-horacio-convertini.html

Novedades de diciembre

Soy la peste. Guillermo Saccomanno. Planeta

Un joven solitario, canalla y violento, en una ciudad nevada, apocalíptica, devastada por una pandemia que deja cadáveres a cada paso. Un trip vertiginoso y demencial en clave de lunfardo. Novela cruda y al hueso. Un Saccomanno en estado puro.


Las amigas. Aurora Venturini. Tusquets

Yuna Riglos, la protagonista de la novela Las primas, regresa convertida en una mujer de ochenta años. Son sus amigas, que la visitan en su departamento, las que le dan título al libro. Rescate de esta autora platense que se convirtió en figura de culto.


La vida de Chéjov. Iréne Nemirovsky. Mil Botellas

Chéjov, maestro del relato corto, abrió una de las puertas de la narrativa del siglo XX. Esta biografía retrata sus años de formación a la par de los cambios históricos y políticos de la última Rusia zarista.


Poeta chileno. Alejandro Zambra. Anagrama

Gonzalo es un proto-poeta que quiere ser poeta; padrastro que se comporta como padre biológico de Vicente, quien años más tarde soñará convertirse también él en poeta. Librazo de este novelista, crítico, guionista, cuentista y -claro- poeta chileno.


El agua electrizada. C. E. Feiling. La Parte Maldita

Rescate de otro escritor de culto argentino. Novela de muchos pliegues: un suicidio dudoso, la misteriosa muerte de dos mujeres, la reescritura de la historia de la violencia política en la Argentina y, de fondo, el juego filológico, gramatical, sintáctico.


La verdad increíble. Tove Jansson. Cía. Naviera Ilimitada

En un pequeño pueblo de la costa nórdica, en medio del oscuro invierno, una famosa ilustradora ya anciana y una joven distante y calculadora entablan un juego de manipulación que hará tambalear su mundo y todo en lo que creen. Un thriller sutil y silencioso.