Acerca
de su reciente libro Me acuerdo
-Imagino que leíste los
Me acuerdo de Perec y de Brainard. ¿Qué
te sugirieron?
-Me sugirieron ni más
ni menos que la escritura de este libro. Porque el impulso de escritura no
provino de mi vida, ni de mi infancia, ni de mis recuerdos; sino de la lectura
deslumbrada de Brainard y de Perec. Mi propia vida nunca me interesó como objeto
de escritura, y de hecho, sigue sin interesarme. Pero al leer esos dos “Me
acuerdo”, sentí el deseo de escribir un texto así. Este libro sale de aquellos
libros, no de mi vida.
-¿Tu Me acuerdo surge de una necesidad tuya o
de una propuesta editorial?
-Lo que nació en mí fue
la necesidad de escribir un “Me acuerdo”, sin todavía la intención de
publicarlo como libro. Cuando el texto fue avanzando, apareció la idea de
editarlo. Consulté la opinión de muchas personas, entre ellas, las de Malumián
y López Winne, los editores de Godot. Todos dijeron que sí. Y entonces yo
también dije que sí.
-¿Cómo fue el proceso
de reconstrucción de la memoria? ¿Descartaste recuerdos, salió de un tirón, lo
trabajaste a largo plazo? ¿Hasta qué punto opera la emoción en ese regreso al
pasado?
-La escritura de un “Me
acuerdo” va marcando un ritmo bien definido; si uno logra acompasarse a eso,
los recuerdos van viniendo, convocados por la escritura (por la escritura, más
que por uno mismo). Eso funcionó en cuatro o cinco tandas. Cuando se cortaba el
hilo, paraba. Lo que descarté fue cosas que había repetido en el texto, que había
escrito dos veces y hasta tres, y que me había olvidado (porque fue preciso
olvidar mucho para poder escribir “Me acuerdo”). No hubo proceso de reconstrucción
de la memoria, sólo registrar el instante en el que un recuerdo aparecía. Y las
emociones personales, hubo que dejarlas a un lado; la escritura de un “Me
acuerdo” exige contención y abstención, para escribir ni más ni menos que una
lista de recuerdos y no una narración de la memoria, no una evocación
autobiográfica.
-La década que aborda
es la del ’70, años difíciles de la Argentina.
-Así es. Pero yo la
viví en la infancia (nací en 1967). Por lo tanto, y por mi historia personal,
no sabía que esos años que estaban pasando eran años difíciles. Supe después
que lo habían sido.
-Gabriel Báñez solía
decir que veía argumentos ambulantes en lugar de personas. ¿Te parece que en
cada individuo late su propio I remember?
-En cada individuo late
una memoria. Eso es seguro. Pero para escribir un “Me acuerdo”, hay que
disponerse a enumerar los recuerdos, haciéndose uno mismo a un lado. No es tan
fácil hacerse uno mismo a un lado, sobre todo cuando los recuerdos son propios.