lunes, 3 de agosto de 2020

La masacre de Kruguer, de Luciano Lamberti


Algo extraño sucede en Kruguer, un pueblito de ensueño, con apenas cien habitantes, emplazado al pie de macizos nevados. Los lugareños viven situaciones confusas, inexplicables; voces en la noche, figuras fantasmales, ladridos, alucinaciones, comportamientos irregulares; es algo que está en el aire. ¿Sugestión, trastorno colectivo, mensaje del cielo? Es 26 de junio de 1987, día del pueblo, fiesta de la nieve: la masacre se desata. Inconcebible, atroz, monstruosa: suicidios, asesinatos, autoflagelaciones, ahorcamientos, descuartizamientos, decapitaciones. Alaridos, sangre, fuego. El infierno en la tierra. ¿Qué lo ha provocado? ¿Corresponde a lo terrenal una maldición de esa índole? Es una verdad desconocida. La montaña, el secreto de la montaña, he ahí, acaso, el epicentro de la cosa.

Treinta años después, con apenas unos pocos testigos para referirlo, alguien pretenderá reconstruir el enigma. Fragmentario, dispuesto a la manera de un rompecabezas desmontado, Lamberti utiliza para entramar La masacre de Kruguer (disponga el lector si linkear o no con el inefable Freddy) diferentes recursos narrativos: testimonios de primera mano, guión de un programa de televisión, recreación ficcional, informes de peritos, crónica lisa y llana, racconto histórico, descripciones de fotografías.

Fácil de adscribir al género terror, la novela gana en tensión al dosificar los elementos, se construye a través de huecos que sólo la voracidad lectora puede calmar. La respuesta, como en su novela anterior, La maestra rural, quizás provenga del más allá. Como en ese film de culto que es Event Horizon, el infierno puede ser cósmico, alienígena, provenir de un otro mundo que nos observa y transforma, o, simplemente, vivir dentro de nosotros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario